EL BUEN HUMOR
Cuando uno echa una mirada a una agenda de hace dos o tres años, facilmente comprueba que aquello que le espantó el sueño o lo trabó de coraje, ahora, en el presente, al tomar un poco de distancia, resulta intrascendente y a veces hasta cómico. Es aquello de que una mosca a un centímetro del ojo puede parecer como un mostruo marino, pero a un metro es sólo una mosca.
El buen humor empieza por una sana objetividad que impide hacer tragedia de hechos o situaciones que son desagradables pero pasajeros. Quien se rasca obstinadamente una roncha la convierte en llaga.
El buen humor está hecho de esa sabiduría que sabe detener su mirada en todo lo bello y gratuito que tiene la vida: los atardeceres, la brisa, el chasquido de las olas, los lienzos de las nubes multicolores que pintan paisajes siempre diferentes, la música, la conversación con los amigos...
El buen humor prescinde de todos esos afanes Hitlerianos del hombre supermán que acaba haciendo del hombre un rebotito desechable.
El buen humor no se escandaliza de nada porque en las torpezas ajenas reconoce el alma gemela de las propias y tirar la primera piedra se le hace el mayor de los ridículos. Ni le cruza siquiera por la mente ponerse de modelo de nada ni de nadie.
El buen humor es intrínsecamente compasivo, pues instintivamente se pone en el pellejo del afligido y alivia ya con su pura presencia respetuosa.
El buen humor resuena con aquello que dice el Génesis: "Y vio Dios que todo lo que había hecho era muy bueno" (Gen 1, 31). Un gurú de la India comenta que no se puede despreciar a una gallina porque no pueda volar como las águilas, ni pedirle a los venados que tengan la fuerza de los elefantes, ni a los elefantes que tengan la gracia y desparpajo con que nadan los delfines.
Toda criatura es limitada y necesariamente irá en todo momento acompañada de su propia sombra.
El buen humor no cae llovido del cielo sino que es consecuencia de una visión reconciliada con la vida que se relaciona con Dios como hijo y con los demás como hermano.
Al saber reírse de sí mismo espontáneamente se hace capaz de reír con los demás.
(En memoria del P. Xavier Cuenca, S. J., fallecido recientemente. Hombre de gran sabiduría y excelente sentido del humor)
5 Comments:
inmemory, descanse en paz...
Que lindo lo que dices y sobre todo muy cierto.
Yo siempre he admirado esa capacidad que tenemos los mexicanos de reínos de nuestros propios sufrimientos, aunque en realidad no sé si en otros países se dé.
Ah amigo y felicidades al fin te animaste a hacer tu propio blog, escribes muy bien eh?
Aaah me podrías hacer el favor de explicarme que significa "violenti rapiunt"
Ultima frase ..... verdad total !
Me gusta tu blog . Felicidades !
Nada como el buen humor para ser feliz !
Tengo veinte anos buscando alguna noticia del padre Cuenca... Ni duda cabe que es el mismo Padre Cuenca que yo tambien tuve el privilegio de escuchar y de contarme entre sus amigos de Ocotlan Oaxaca.
P. Jerry, por favor comuniquese conmigo, me gustaria platicar sobre mi experiencia con en P. Cuenca
email: plaguita69@gmail.com
Amador
que tal, buena noche, no se si este tema aun siga vigente... pero si es asi me agradaria saber si el P. Xavier Cuenca, S. J., del que hablan en esta entrada es el mismo sacerdote que tuvimos el privilegio de conocer en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en la ciudad de Xalapa Veracruz hace poco mas de 20 años... ya que es parte fundamental de mi niñez y de mi familia en aquellos tiempos, le agradeceria pudiera responderme... atentamente Guillermo Andrade, mi correo es gaandradeacosta@hotmail.com
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